Powered By Blogger

domingo, 5 de enero de 2020

Yo seré la última de Nadia Murad


Nadia nació en la Aldea de Kocho, en la región de Sinyar, ubicada en la parte noroeste de Irak. Si le hubieran dicho de pequeña que su madre sería asesinada y que nunca encontrarían su cadáver, que sus hermanas serían violadas, que su sobrina moriría al pisar una mina personal cuando huía de sus captores. Que ella misma, sería secuestrada y abusada hasta, no solo quitarle su dignidad, además también todo su ser. Que sus hermanos y amigos serían fusilados por terroristas despiadados (disculpen el epíteto). Creo que ella hubiese abofeteado al impertinente. Aunque no creo que tanto, solo se hubiera indignado. Pero si nuestro impertinente amigo, hubiera concluido diciéndole que sería la Primera Embajadora de Buena Voluntad para la Dignidad de los Supervivientes de Trata de Personas de las Naciones Unidas (ella habría pensado que era un trabalenguas) y que ganaría el Premio Nobel de la Paz, ella hubiera abierto los ojos como platos, y ya para acabar, se habría reído a carcajadas, sobre todo porque nunca había ganado un premio (además de desconocer lo que era el Nobel).
Bueno, pues, todo eso sucedió. La vida de Nadia en su natal Kocho se vio afectada el día en que ISIS decidió invadirla. Toda la primera parte del prolegómeno de este artículo, se realizó en el 2014. Nadia fue capturada y vendida como  esclava sexual. Allí tuvo que padecer los horrores a los que fue sometida. En estos casos, según cuenta en el libro, las mujeres yazidíes (religión a la que pertenecía) eran consideradas  adoradoras del demonio (su principal dios es Melek Taus, el dios pavo real), por tanto, violarlas no era considerado pecado.
El libro, relatado con un obvio narrador protagonista, cuenta en su primera parte, la apacible y campestre vida que ella, sus familiares y amigos llevaban en Kocho. La descripción se lleva al extremo de la armonía y el bien común (creo que más para contraponerla al capítulo siguiente) pues, casi no hay evidencias narrativas de problemas graves. La segunda parte, el de la invasión y cautverio, describe los hechos desgarradores que tuvo que vivir Nadia, como los golpes, las violaciones en masa, el hambre, el miedo... Dentro de toda esta vorágine de acontecimientos, hay algo que me llama mucho la atención. No es una hecho, en sí, más bien es una idea. Cuando Nadia está en proceso de fuga, lo que la tortura, cuando llegue a su aldea, es que sus amigos y familiares se enteren de que ha perdido su virginidad y la desprecien. La forma de pensar de toda una comunidad es algo que permite la identidad. Este es un fenómeno que los antropólogos justifican por la necesidad de protección del grupo. A mí, me sorprendió que Nadia, después de pasar  tantas desgracias y que, naturalmente quiera estar con su gente por este mismo sentido de la protección, se preocupe por eso (justificada para ella y así lo hace ver en su libro). Me parece digno de la Edad Media, pero no. Pertenece al siglo XXI.
Nadia, en enero del 2016, según es.wikipedia.org, fue postulada al Premio Nobel de la Paz por el gobierno iraquí por su activismo en favor de las mujeres que sufren los flagelos como el que le tocó vivir a ella. Un parlamentario noruego, Audun Lysbakken, representante de la izquierda socialista, secundó el nombramiento. Pero no fue, sino, hasta el 2018 que la Academia Sueca se lo otorgó por sus esfuerzos para poner fin al uso de la violencia sexual como arma en las guerras y conflictos armados.
Este es un libro que te permite entrar en conflicto con todo lo que te ha tocado vivir y cuestionarte sobre lo que estás haciendo para que, cuando ya no estés, el mundo sea mucho mejor gracias a que exististe.
Nadia, sin desearlo, hoy es una persona que lucha incansablemente por alcanzar la justicia para las personas que como ella sufrieron abusos crueles. hoy, su pelea es hacer que los miembros de ISIS sean sometidos a la justicia terrenal y paguen por sus delitos. 
Desde esta tribuna, espero que algún día, las personas entiendan que todos tenemos derecho a ser felices. A ser respetados por nuestras diferencias. A vivir en un mundo con paz por donde vayamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario