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viernes, 17 de enero de 2020

Rebelión en la granja de George Orwell




Resultado de imagen para rebelion en la granjaUn viernes 17 de agosto de 1945, en Londres, la editorial Harvill Secker, publicó el libro Animal Farm. En él, el escritor, Eric Arthur Blair, trató de caricaturizar a través de una fábula narrativa, el régimen socialista del dictador ruso Iósif Vissariónovich Dzhugashvili. Bueno, hasta aquí, todo parece totalmente desconocido, pero no es así. Simplificaré los nombres a su sencillo castellano. El dictador no es otro que José Stalin (más fácil, ¿no?). El escritor no es otro que George Orwell. Y su obra es la no menos conocida Rebelión en la granja. Orwell, quien naciera en el subcontinente indio, fue un militante de izquierda. Defendió el socialismo democrático al comprobar la forma de vida del obrero inglés y francés. Se opuso férreamente a los totalitarismos. Esto último, se refleja claramente en la obra en cuestión. Stalin, tras la muerte de Lenin (un personaje endiosado por el comunismo ruso), toma el poder y se transforma en un líder sanguinario y cruel. La obra, de manera fabulada, recrea todo lo que se vive en Rusia durante esa época. Los personajes que emplea, están construidos sobre la base de la historia que vive el país bajo su mandato. El cerdo Napoleón representa al dictador. Cada medida que toma, está reflejada en una metáfora de lo que hizo en realidad. Así, su traición a Trotsky, se manifiesta en lo que le hizo a Snowball. El caballo Boxer, el campesinado ruso, quien es exprimido hasta el  exterminio, incluso al punto del sacrificio.
Lo que, como mensaje, quiso dejar Orwell en su obra fue que los totalitarismos siempre van a ser negativos. Destruyen a las sociedades que lo albergan. En este caso, él toma el fascismo, pero pudo haber sido el nazismo, el comunismo, algún fundamentalismo islámico, en fin. Abraham Lincoln, el presidente estadounidense, dijo que si quieres conocer a un hombre, dale poder. Pues, en el caso de Stalin, se transformó ser capaz de, según dicen algunos cronistas, de matar a su propia mujer. No le tembló la mano para abusar de seres desvalidos. La escena (spoiler) en que el caballo Boxer (quien representa al campesinado ruso) cae extenuado por la vejez y el cansancio, es llevado a un matadero para que (esto lo inferimos) sea asesinado y sus restos sirvan de algún provecho habla por sí sola del alma de Napoleón –Stalin-. Este trato insensible hace notar que Rusia sufrió cosas espantosas durante años. En este caso, el libro, también es una denuncia que se hace sobre la poca importancia que se le da a la educación.  Otra vez, Boxer, quien deseaba jubilarse para terminar de aprender el abecedario, es ignorado en su deseo. Confabulan en este mundillo, personajes serviles como el cuervo Moses, quien representa a la iglesia y les habla a los campesinos de un mundo mejor más allá de este. El cerdo Squealer, lugarteniente de Napoleón, quien representa al ministro de propaganda, quien es el encargado de llevar las malas noticias, el encargado de explicarlas, y, a través de ello, convencer al pueblo de que lo que Napoleón (Stalin) ha decidido es lo mejor.
Una de las secuencias más desgarradoras se desarrolla en el final de la historia, cuando Napoleón infringe sus propias reglas. Lo que sucede es que las medidas que se toman solo sirven de pantalla para tratar de crear la burbuja de un mundo mejor. Leyes como ningún animal matará a otro, una vez que empiezan los asesinatos masivos, es reemplazada por ningún animal matará a otro sin motivo, lo que permite justificar hechos crueles cometidos por Stalin. Lo que buscaba la revolución era generar una identidad en los animales a partir de su sufrimiento común. Lo que empezó como una lucha por liberarse de la opresión y los abusos de los seres humanos, se transformó en algo peor. El resultado de su propia lucha fue transformada en un suplicio que el pueblo tuvo que pagar. La promesa de ser diferentes a sus antiguos opresores solo fue la excusa que le permitió a la clase dirigencial hacerse de una fuerza enorme que les facilitó la conquista del poder. Pero todo fue mentira. Esto se comprueba al final, cuando muchos de los personajes que representan al pueblo, deciden espiar a la cúpula de poder. Se quedan sorprendidos a comprobar que no había diferencia entre los humanos y los cerdos.
George Orwell, con esta obra, logró entregarle a las personas, un material que les permitiría reflexionar sobre la importancia de aprender a tomar decisiones en torno a situaciones que implican de manera explícita el abuso y la crueldad. El libro cierra con la sorpresa de los personajes oprimidos que, resignados,  solo atinan a quedarse allí, mirando y sin tomar decisiones.

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