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miércoles, 19 de septiembre de 2012

La evaluacion a los maestros

La madre Clara es una excelente persona, nos está apoyando en la realización de la liturgia para este viernes. Me llamó a su oficina para informarme de las últimas directivas. Cuando me acerqué a ella para leer el documento, vi un lomo rojo (color que es mi favorito) que llamó mi atención y, mi atención prestada, se transformó en fascinación cuando leí el nombre del autor: LUIS JAIME CISNEROS en letras blancas. Las letras amarillas más grandes que daban el título al libro, sin duda harían de que poseerlo sea una obstinación que linde con la cleptomanía: AULAS ABIERTAS.
Sé que los docentes debemos establecer, en nuestro diario vivir, ciertos límites que nos muestren como personas ejemplares, como  no andar borrachos por las calles, no estar escupiendo en el suelo o defender nuestras ideas a golpes. Bueno, algo que los docentes tampoco podemos hacer es sustraer algo pues si se descubre, nuestra autoridad moral quedaría por el suelo. ¿Y si no se nos descubre? Buena pregunta. ¿Ese no es el premio para los rateros? Reflexionemos.
Entonces, la decisión estaba tomada.
Le dije a la madre que me preste el libro, con la posibilidad de que la madre me diga que me lo quede.
Me lo prestó.
Algo triste y feliz salí del Parroquial con destino al paradero para tomar mi combi, porque yo andoencombi. De regreso a Barranca, me puse a ojear el índice, en el apartado en el que se escribe sobre LOS RETOS DE LA EDUCACIÓN encontré un artículo que se titula LA EVALUACIÓN A LOS DOCENTES, cuya lectura me inspiró a escribir estas líneas. Cisneros (2009), en ella, hace una reflexión acertada sobre la evaluación:
"La evaluación es una obligación de todo centro docente: hay que asegurarse de que se está impartiendo una enseñanza de calidad, y hay que vigilar que esa enseñanza no solo se mantenga, sino que se recree y se supere"
¿Qué es la evaluación? ¡Una herramienta para despedir al docente! JA. ¡Un istrumento de coacción! DOBLE JA.
Cuando un alumno sale mal en muchos cursos significa que este alumno tiene problemas. Cuando un salón entero o un colegio o un país sale mal en una calificación... ¿Qué hacer? ¿A qué dirección mirar?
Cierto que el docente está mal pagado, pero cómo podemos exigir mejores sueldos si los productos que ofrecemos son de pésima calidad. Se acusa al gobierno de querer privatizar la educación, pero la educación la estamos privatizando los mismos docentes estatales, cuando al padre de familia le entregamos a su hijo sin ningún aspecto académico desarrollado. Entregamos alumnos que odian los colegios, y sus mejores recuerdos escolares giran en torno al recreo y no a sus contacto con el docente.
Que estamos en la escala profesional mas baja. Cierto. Mal pagados y mal vistos.

Quién de nosotros pagaría bien por un mal servicio.
Quién de nosotros volvería donde un sastre que nos hizo un pésimo traje.
Quién de nosotros  entregaría a sus hijos a un profesional que no tiene para capacitarse, pero si tiene para emborracharse y vestir bien.

Porqué, siendo docentes, si tenemos una pequeña posibilidad, enviamos a nuestros hijos a un colegio particular. 
Porqué, en la sala de docentes, en vez de conversar sobre avances pedagógicos o libros leídos nuestro tema es el último destape Magaly o que tal o cual alumno debería irse del colegio porque solo viene a perder el tiempo. Y ¡Oh! nos sentimos orgullosos de ello.

En fin, está hermosa carrera, que debería darnos el placer máximo de sentirnos útiles, no solo a nuestra familia (por la remuneración económica) o a nuestro país, también, a ese adolescente que nos ve como ejemplo; esta carrera que debería hacernos sentir en seres afortunados, privilegiados por la misión que nos encomienda, no solo la nación sino cada padre, cada día. Esta carrera que emprendemos a cada momento y que debería ser motivo para vivir agradecidos de todo, nos hace sentir miserables. ¡Qué irónico!

Finalizo con una frase del maestro Cisneros (2009): "La educación está en crisis. Se necesita coraje y fe en el porvenir para salir del caos"

Coraje y fe.

Entiéndase prepararse para ser mejor y ofrecer lo mejor de nosotros en esto que elegimos por vocación.

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