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martes, 1 de mayo de 2012

Siempre a tiempo

Papá vino el fin de semana, como hace varias semanas, conversamos sobre los mismos temas. Las mismas quejas, la misma mirada cansina. Sentado frente a él, yo, su hijo desde hace más de tres décadas, lo miraba fijamente a los ojos. Allí estaba mi vejo, mi querido viejo, contándome sus vejas historias. En silencio, sentía que, a pesar de llevarnoas más de cuarenta años, éramos uno a la vez. Yo, salido de él, como una astilla que se parece al palo del que se desprende. 73 años han pasado por ese cuerpo tuyo que ahora cansado por el trajín de tantas batallas solo pide sentarse frente a su hijo a contarle las mismas hisorias. Siempre sus mismas historias, siempre las mismas quejas y siempre el mismo hijo loco, algo renegón y agradecido eterno por un padre que siempre llega a tiempo, a diferencia de los policias que nunca lo hacen, para salveme de mi silencio y de mi soledad. Siempre a tiempo.

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